lunes, 20 de septiembre de 2021

El mar a 4.000 metros del nivel del mar

Navegué por el mar en estado sólido, fui a recibir el primer rayo de sol a una isla de corazón helado, con cientos de cactus jugando a ser centinelas. El frío del amanecer hizo que la sangre me corriera más lento y que el tiempo se detuviera por momentos, y luego todo fue blanco, y la distancia ya era solo una ilusión, al igual que las dimensiones o la vida. La tierra inspira y expira por debajo de esa ausencia de color, se la puede sentir. Sal de la tierra que convierte el hielo en agua, fuego en estado líquido y aire ligero, desaturado de oxígeno, puro y escaso. Andes lo que andes, ándate por Los Andes.*

Dulce, mineralizada y mediterránea: aguaviva

¿De qué color es el agua? ¿de cuántos colores? Verde, rojo, celeste, amarillo, negro. ¿Viste qué lindo junte pueden hacer el líquido y el mineral? ¿la piedra y el flujo? ¿la fauna acuática y la terrestre? Hay vida que crece y se junta alrededor de los colores haciendo óleos vivos. Encontré plumas rosadas entre las pajitas y me las traje para recordar el color de los flamencos, que una cámara no puede capturar. De las vicuñas solo me llevo el recuerdo de sus ojos infinitamente hermosos.

Fantasmas poseídos por la fiebre del oro

Llegué a un pueblo fantasma, donde los espíritus quedaron encerrados en los cuerpos de las vizcachas y se pasean por entre ruinas, monumentos de la codicia humana. Cientos de ojos me miraban mientras atravesaba las puertas semi derrumbadas, seres de largos bigotes, colas frondosas y ojos inquisitivos, camuflados en su color de piedra, guardando celosamente quién sabe qué secretos.

Canción de agua y fuego

Caminar sintiendo la tierra y el agua latir debajo de tus pies, sobre una fina capa de arena que te sostiene. Solo confiando puedes acceder al suelo lunar y caminar entre el vapor y el olor a azufre, nuestro planeta tierra, mi hogar, nunca tan puro como en este lugar.

Baile de viento y tierra

Soy testigo de una danza infinita. El viento juega con las arenas de colores y sazona la tierra de rojo, amarillo y café, formando un desierto que un día un pintor y un escritor soñaron. Los volcanes liberan sus rocas y se las regalan al Huayra Tata para que modele figuras mágicas.

Se nombra Achachila

Protegen, esconden y guardan. Crecí con ellos, volcanes de corazón tibio, picos de cabeza helada, alturas infinitas. Dioses que se convirtieron en Achachilas susurran nombres mágicos en mi oído: Licancabur, Sairecabur, Uturuncu. En Bolivia, recorrer la distancia significa bordear una montaña tras otra, sin saber qué te espera del otro lado… me roban el oxígeno y peleo por encontrarlo, armada con una hojita de color verde en mi boca. Ser de altura que prefiere subir a bajar, que prefiere el frío al calor, que busca siempre el norte.

El mar a 4.000 metros del nivel del mar

Navegué por el mar en estado sólido, fui a recibir el primer rayo de sol a una isla de corazón helado, con cientos de cactus jugando a ser c...